Intimidad entre mujeres estuvo de moda entre los siglos XVII y XIX, aunque la sexualidad era admitida públicamente en contadas ocasiones.
LESBIANAS Y SEXUALIDAD
La necesidad de existencia de una práctica efectiva de sexo con otras mujeres o de mantener una relación sentimental para ser definida como lesbiana sigue debatiéndose. Según la escritora feminista McCormick la sexualidad femenina ha sido construida por los varones, para los cuales el principal indicador de la orientación sexual lésbica son las experiencias sexuales con otras mujeres, aunque no se exija la práctica sexual con varones para definir a una mujer como heterosexual. McCormick afirma que las conexiones emocionales, mentales e ideológicas con otras mujeres son tan importantes o más como la genital. Sin embargo en los años 80 un significativo movimiento rechazó la de-sexualización del lesbianismo realizado por las feministas, lo que causó una gran polémica denominada Guerras del sexo. Se retomaron los papeles Butch y femme, aunque no de forma tan estricta como en los años 50. A partir de los años 90 se convirtió en una forma optativa para expresar la propia sexualidad. Una vez más las mujeres se sintieron seguras para ser más sexualmente aventureras, y la flexibilidad sexual se hizo más aceptable.Uno de los tópicos que han centrado el debate sobre la sexualidad lésbica es un fenómeno descrito por la sexóloga Pepper Schwartz en 1983. Schwartz registró en un estudio que las parejas lésbicas de larga duración mantenían contactos sexuales con menos frecuencia que las parejas heterosexuales u homosexuales masculinas, denominando a este fenómeno muerte de la cama lésbica. Aunque las lesbianas han discutido esta teoría por la definición que se hace en el estudio de contacto sexual, y apuntan que existen otros factores más profundos entre las mujeres que unen a las parejas más que la mera repetición de relaciones sexuales, como puede ser una mayor fluidez de las relaciones sexuales que diferencia las relaciones lésbicas de las heterosexuales o gays. Otros argumentos afirman que el estudio es erróneo y está desactualizado ya que desde 1983 la situación ha cambiado y muchas lesbianas se sienten más libres para expresar su sexualidad.
Otros debates sobre género y orientación sexual atañen a cómo se denominan o se ven muchas mujeres. La mayoría de gente de las culturas occidentales han sido educados en que la heterosexualidad es una cualidad innata de todo el mundo. Cuando una mujer pone en práctica su atracción sexual o romántica por otras mujeres puede producirle una «crisis existencial» y muchas van más allá y adoptan la identidad de lesbiana, desafiando lo que la sociedad ofrece en estereotipos homosexuales, y aprenden cómo desenvolverse en la subcultura homosexual. Las lesbianas de las culturas occidentales generalmente comparten una identidad cultural similar a las étnicas, que se han construido por experiencias discriminatorias parecidas y que han llevado a muchas lesbianas a rechazar los principios heterosexuales. Esta identidad es distinta a la de los varones gays y la de varones y mujeres heterosexuales, lo que a menudo puede no ser compartido con las mujeres bisexuales. Algunos teóricos de la sociología han destacado que el comportamiento y la identidad no siempre coinciden, que hay mujeres que se denominan como heterosexuales que mantienen relaciones sexuales con otras mujeres, mujeres que se autodenominan lesbianas pueden tener relaciones sexuales con varones, u otras que creían que tenían una orientación sexual inmutable que ha cambiando a lo largo del tiempo. Un artículo de 2001 sobre la diferenciación de las lesbianas en los estudios médicos sugiere la identificación de las lesbianas tanto por identidad como por comportamiento sexual. El artículo declina incluir el deseo o la atracción como método ya que raramente ha sido mensurable como un asunto de salud o psicológico.
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